Joshua daba vueltas por la habitación sin creer lo que sus ojos veían, la noche anterior ese hombre tenía una profunda herida en el abdomen, como si lo hubieran apuñalado y ahora estaba bien, sin herida, sin moretones, estaba bien y mirándolo fijamente.
-No estoy loco- dijo Joshua deteniéndose frente a la cama para indicarlo- ¡Tenías una herida en el abdomen!-
-Efectivamente- respondió el chico de ojos azules sonriendo- Muchas gracias por ayudarme y-
-No entiendo, estabas herido y ahora, mágicamente, estás bien-
-Mi energía aun está baja pero es algo esperado-
-Tu herida… y los moretones…- El chico lo miró fijamente.
-Deberías sentarte, pareces a punto de desmayarte-
-¡No me des ordenes! Comienza explicándome quién demonios eres y que hacías desmayado en mi patio trasero con tamaña herida que ahora desapareció-
-No soy un demonio, esos seres monstruosos no están por aquí, soy un ángel y me llamo Enias-
-¿Ángel? ¿Eres un ángel?- el chico asintió-Ok, ok, creo que me golpee la cabeza, de seguro que esto es un sueño, claro, por eso tu herida desapareció y ahora estás diciendo tonterías, ok, cerrare los ojos y despertare en mi cama, aquí vamos-
Joshua cerró los ojos ante la mirada curiosa de Enias. Hizo una cuenta regresiva y luego los abrió despacio, ladeando un poco la cabeza.
-No funciono, probaré otra vez-
-¿Qué haces?- pregunto el ángel sonriendo- Yo también quiero-
Ambos cerraron los ojos y contaron de Diez a cero. Joshua esperó unos segundos y abrió los ojos con cierto temor. No importa cuántas veces lo hiciera, ese chico seguía ahí y la herida desapareció. Probó pellizcarse pero solo consiguió lastimarse y gruñir por el dolor.
-Ok, te llamas Enias ¿Verdad?-
-Así es-
-Y tú herida desapareció porque eres ángel ¿Cierto?-
-Correcto- dijo el chico sonriendo- Es muy sencillo y-
-Vale, no sé a qué juegas, si te escapaste de un psiquiátrico o te golpeaste muy fuerte la cabeza al caer pero los ángeles no existen, ¿Entiendes? Son un invento para hacer felices a los niños y que no tengan miedo antes de dormir-
-¿Eh?-
-¿De dónde eres? ¿Dónde vives?-
-En el cielo- respondió Enias como si fuera lo más obvio.
-No, escucha bien la pregunta, entiendo que en tu fantasía te creas un ángel y todo el asunto… ¿Dónde has estado los últimos días?-
-En el cielo- respondió mirándolo con curiosidad, ¿Por qué ese humano insistía tanto en preguntarle de donde era?
-Debe ser un brote psicótico- murmuro Joshua para sí mismo- Ok, voy a llamar a todos los hospitales para… que vengan a buscarte-
-¿Hospitales? ¿Qué es un hospital?-
-¿No sabes lo que es un hospital?- pregunto Joshua curioso.
-He estado todos estos milenios en el cielo, la última vez que baje, ustedes eran pequeñas criaturas que se peleaban por salir del agua y poblar la tierra-
-Claro- respondió Joshua siguiéndole la corriente- Ok, ángel o lo que seas, quédate aquí y no te muevas-
Joshua bajó las escaleras corriendo y lo primero que hizo fue calmarse para analizar la situación. Tenía a un desconocido en el cuarto de invitados, que decía ser un ángel que bajo del cielo y sus heridas ya no estaban. Había visto algunos brotes psicóticos y delirios muy particulares en la consulta pero jamás acompañados de esa “milagrosa sanación” como la que tuvo Enias, ayer estaba muy mal y ahora estaba como nuevo.
Respiró profundo y observó el reloj, aun tenía media hora antes de irse al hospital pero no podía dejar a un desconocido en su casa. Estaba seguro que se arrepentiría de eso pero no tendría más opción que llevarlo al hospital, así que averiguaría de qué hospital o psiquiátrico escapó, o al menos si algún familiar lo estaba buscando.
Se armó de valor antes de subir las escaleras y dejó algo de su ropa para que el joven cambiara.
-Vístete, Enias, tengo que irme al trabajo y vendrás conmigo-
-¿Contigo? ¿Al hospital?-
-Sí, ahí trabajo y trataremos de averiguar de dónde eres-
-Vengo del cielo, ya te lo dije-
-Claro, solo viste y sígueme- el hombre se detuvo en el umbral de la puerta- Por cierto… soy Joshua-
-Hola Joshua- dijo Enias sonriendo.
Joshua salió del cuarto y decidió esperar abajo a que Enias terminara de vestirse. No tenía idea de que estaba pasando pero tenía un mal presentimiento al respecto. Al cabo de unos segundos escuchó unos pasos y el supuesto ángel llegó a su lado.
-Esto es muy lindo- dijo sonriendo.
-Sí, vamos, tomaremos el metro o llegaremos tarde-
-¿El metro? ¿Qué es eso?-
Joshua lo miró disimulando su sorpresa, ese chico estaba muy mal como para no tener idea de que era el metro. Atribuyó todo a su estado psicótico y le indicó que salieran. Joshua rezaba internamente porque Sebastián pudiera ayudarlo con Enias y a entender qué demonios pasaba con ese chico.