La variedad y la riqueza de lo que veía no dejaba de maravillarme. Un día Angy me llevó a una asamblea navi y, tras pedir permiso, me indicó que me sentara en el círculo que formaban. Sentada sobre sus piernas en el centro la guía espiritual explicó:
-Los navis de la ometikaya vivimos alrededor del gran Arbol Madre cuyas hojas se mueven y giran incesantes como las abejas en una colmena. En el Árbol esta la gran flauta azul, que no ha sido vista por ningún humano. Es como el espíritu guardián y una representación concreta de la conexión de la omatikaya con el Árbol Madre.
Escuchábamos en un recogido silencio y ella prosiguió:
-La flauta tiene un origen muy antiguo y se saca en las ceremonias de las grandes ocasiones sagradas, como la de la alineación de los planetas cercanos, y su sonido sólo es escuchado por el jefe del clan. La flauta fue construída con una rama del Arbol Madre y fue entregada a la ometikaya para que fuera utilizada para la comunión con el Arbol Madre y con los espíritus de los antepasados.
Hizo un pausa prolongada y añadió:
-El clan abandona cada día la omatikaya para buscar alimentos. Por la noche nos dirigimos al kelutral del Arbol para reunirnos con la familia, comer juntos y dormir. Antes comentamos las cosas del día, hacemos bromas y recordamos juntos la historia de nuestro pasado. Todos los clanes nos unimos y luchamos juntos cuando la amenaza que sufrimos lo convierte en necesidad.
El clan ometikaya es uno de los clanes en los que están organizados los navis. Estos están relativamente estructurados, repartidos por todos los continentes e independientes. Sólo se unen y cooperan en épocas de crisis. Entonces los tipamis, los de los caballos, los de los mikranes del mar oriental, etc. todos los clanes se unen en una turok makto para luchar juntos bajo un único jefe. La última vez esto había ocurrido cuatro generaciones antes del 2154, año de los sucesos de Avatar.
Un silencio reverente unió en su concentración a quienes escuchábamos. Había recordado los hechos penosos de la invasión humana en busca del onobtanium, cuando ellos se habían opuesto por la destrucción de la selva que provocaban para la construcción de carreteras, sus bases de asentamiento y minas de extracción. Consideraron que el daño causado por los humanos buscaba la destrucción sin sentido en contra de los principios básicos de sus creencias.
Eywa se preocupaba más que por la existencia de una criatura por el equilibrio de la Naturaleza y su destino es controlado por la inteligencia de la deidad. Por eso viven en armonía y equilibrio con su entorno para evitar los desequilibrios ecológicos, lo que les ha llevado durante milenios a desarrollar un exquisito respeto con su entorno. A cambio este les ha proporcionado alimentos y refugio en una atmósfera confortable donde ni hay insectos ni microrganismos dañinos. Ellos no han desarrollado armas ni herramientas más allá de las necesarias para la guerra defensiva primitiva y la caza.
En principio habían aceptado a los humanos, pero al comprobar que estos no tenían nada que ofrecerles y sólo buscaban arrebatarles su sistema de vida reaccionaron para frenar sus acciones y comenzaron la guerra de guerrillas. Para los humanos dejaron de ser quienes eran y se convirtieron en los blues, salvajes, nativos… y monos azules. Al tiempo sus ambiciones se habían desatado para imponer su superioridad buscando su aniquilación.
Ajena a estos pensamientos que como pájaros del recuerdo sobrevolaban sobre los presentes, la guía prosiguió:
-Hay navis que sobresalen por su habilidad en la fabricación de telas y ropas. Como existen artesanos increíbles que trabajan con telares de diferentes tamaños hasta llegar al más grande que ocupa un lugar de honor. Se le conoce como el telar de la Madre. Está hecho de cuerda y madera de la ramas del Árbol Madre.
Su voz era grave y tenía una sonoridad cálida en el escenario natural en el que nos encontrábamos.
-La ometikaya hace hamacas, cuerdas, alfombras, así como ropas y adornos. El telar nos lleva a Eywa que es el gran espíritu de Pandora y con el Árbol Madre es el autor de la vida navi y su hogar. Los navi sienten el deber de defender la paz y el amor y defender a su gente, todos los navis, con la fuerza de su unidad.
Utilizan poca ropa, hecha con paño tejido con la flora nativa, y la visten con comodidad y practicidad. Su uso muestra también la jerarquía del clan... En la base sólo taparrabos, sin adornos. Al progresar los aprendices usan brazaletes y collares. Los accesorios van marcando la ascendencia jerárquica y en los niveles superiores usan prendas ornamentadas. El jefe Eytukan lleva una prenda hecha de materiales preciosos y brillantes
La pausa que la guía ahora hizo fue más prolongada. Como si quisiera señalar que entraba en un nuevo tema:
-Los tres principios del clan ometikaya son: La paz. Que ss mucho más que el cese de la guerra. Buscamos la paz en el interior y el exterior, actuando con la mente clara y tranquila dentro de la gran paz y dentro de la conexión con Eywa.
Con sus largos dedos de prodigioso pianista señaló el número dos al añadir:
-La serenidad omatikaya hace sentir una gran calma dentro y que permanezca equilibrada incluso en una crisis. Hay que mantener constantemente la mente serena para juzgar cualquier solución.
Era el tercero de sus largos dedos el que acompañaba ahora sus palabras:
-La armonía, que implica la moderación en todas las cosas evitando las emociones excesivas que favorecen el desequilibrio en la conexión con la madre Eywa.
Por Angyangela Ronas Y Namarya Xue